jueves, 17 de noviembre de 2016

Letras que inspiran

Levantarse por la mañana igual que te dormiste por la noche: desmotivada. No tener ganas de nada porque no crees que nada vaya bien, y mucho menos que hagas bien. Decisiones erróneas en momentos puntuales hacen mella ahora, y se te vienen a la cabeza, empeorando aún más la situación. Todo esto se suma al empeño de las redes sociales en hacer la vida de los demás maravillosa en comparación con la tuya: todos parecen felices, perfectos, y con sueños por los que luchar.

Entonces piensas... “yo también tenía sueños”. Sí, tuve sueños por los que no luché lo suficiente porque hubo personas que me hicieron creer que sería imposible llegar a ellos. Esos sueños ahora se encuentran encerrados en algún rincón de mi mente y no tenían pensado salir. Hasta hoy. Hasta ahora.


He abierto mi blog muchos meses después y solo por curiosidad. Sin embargo, al leer las pocas publicaciones que hay, además de letras he podido leer mi alma. Y es que yo, escribía con el alma, le ponía mi corazón y mis sentimientos a cada palabra porque me parecía una bonita forma de expresarlos. Yo amaba mi profesión, pensaba que ya no lo hacía, que ese amor que sentía se había roto como muchos amoríos que había tenido en mi vida. Pero no. Ahí sigue.

 Mi profesión es difícil, pero hacerse un hueco no es imposible. Yo por lo menos no me voy a cansar de intentarlo. Esta vez no.

sábado, 18 de junio de 2016

.

Amor es levantarse por la mañana y que el primer mensaje que aparezca en mi móvil sea tuyo. Amor es escuchar una canción y acordarme de ti. Amor es que te rescate cuando lo necesitas. Amor es rescatar cuando lo necesita. Amor es volverte de colores los días grises. Amor es contar las semanas, los días, las horas, los minutos, los segundos. Amor es tu sonrisa. Amor soy yo cuando estoy contigo. Amor es pensar en ti más horas de las que tiene el día. Amor es quererte estando tan lejos.  

miércoles, 30 de marzo de 2016

Ni una más.

Ni una oportunidad más, ni una mala palabra, ni una mala mirada. No consiento ni una más.

Te creí cuando me dijiste que me querías, aun sabiendo la de veces que me habías fallado, la de noches que me pasé llorando por ti. Hoy me siento estúpida y engañada a partes iguales, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver y por desgracia yo solo te veía a ti.


No veía tu desprecio constante, no vi cómo me tratabas  mal, cómo decías cosas sólo para hacerme daño, cómo me hacías sentir inferior. Sin embargo, lamento decepcionarte, pero el que es inferior eres tú. Jugar con las personas y hacerlas sufrir con el objetivo de sentirse mejor no es más que un sinónimo de inferioridad que no quieres reconocer. Así que, “cariño”, quédate con tus palabras bonitas, aquellas que sólo usas para intentar convencerme de una historia que en realidad se queda en eso, una historia. Quédate con tus desprecios, con tus chicas de una noche, con la vida fantástica que aparentas tener. Quédate con tu amor barato, ya no lo quiero. Merezco más que humo.

sábado, 19 de marzo de 2016

Este es tu regalo, papá.



Son muchos años (18 ya) levantándome de mala gana en este día, negando lo evidente: este día yo no lo puedo celebrar. Son muchos años yendo de mala gana al cementerio, que todos los años el regalo sea el mismo: un ramo de rosas.

No, tú no te mereces rosas. Tú te mereces un desayuno en la cama, una corbata, un marco hecho con macarrones. Tú te mereces un abrazo por las mañanas, una noche de risas, unos besos de los que me gusta tanto a mí dar. Te mereces que te llame “papi”, te mereces todas y cada una de  mis sonrisas, de mis miradas de complicidad. Te mereces ver cómo mi hermano es un clon tuyo, cómo la gente te quiere tanto. Te mereces ver a mis primos, a los grandes y a los más pequeños. Te mereces cualquier cosa menos no estar.

Me niego a pensar que ya no estás, que llevas 18 años sin estar. Es una putada, una gran putada para todos los que te queremos, pero lo es más para la gente que no te pudo llegar a conocer. No conoció a una persona especial, cariñosa, divertida y amigo de sus amigos. A decir verdad yo tampoco pude conocerte demasiado, pero te quiero como si aún estuvieras aquí. No te haces una idea de lo orgullosa que estoy cuando alguien me habla de ti, de lo mucho que te querían.

Sé que nunca te lo dije, pero entiéndeme, era muy pequeña: no podría haber tenido un padre mejor que tú. Lo diste todo por nosotros, te dejaste el alma para que a nosotros no nos faltase de nada. Sin embargo, ahora nos faltas tú, que eras lo más importante.

No me pude despedir de ti, pero siempre he pensado en qué te diría si pudiera hacerlo. Creo que te diría que tu “chocho loco” te quiere hasta tal punto que duele, que ha sido un regalo el tenerte como padre, que yo cuidaré a mamá y a mi hermano por ti. Te diría que siempre ibas a estar conmigo, que todo lo hago para que estés orgulloso de mí. Que te admiro, que te voy a echar muchísimo de menos, que me esperes, y sobre todo, que tú no te mereces rosas.

sábado, 13 de febrero de 2016

"Valora lo que tienes no lo que pierdes"



Qué difícil es valorar algo cuando lo tienes en tu mano, cuando piensas que no se va a esfumar, cuando estás convencido de que siempre va a estar ahí. Sin embargo, llega un día en el que te das la vuelta y no, no está. No va a estar nunca más.

Quizás estabas ocupado valorando otras cosas que aún no tenías y por eso dejaste escapar lo único que estaba contigo. Quizás.

Quizás ahora lo valores, lo eches de menos, te vuelvas loco pensando en esa cosa que considerabas insignificante. Quizás sólo lo haces porque ya no la tienes.

Por eso, valora lo que tienes en este mismo instante y olvídate de lo que has perdido. Nunca se sabe qué es lo que puedes perder esta vez.